May 16, 2025

El reto real comienza cuando compartes baño y decisiones

Algo que me voló la cabeza… y el ego también: vivir en pareja.

Hola, soy Roberto, y hoy quiero hablarte de algo que me voló la cabeza… y el ego también: vivir en pareja.

Desde afuera parece fácil, incluso romántico

Netflix, comida casera, risas, abrazos, y café en la cama. Y sí, eso está… pero también están las conversaciones incómodas, los platos sucios, el espacio personal que desaparece, y los silencios que pesan más que una discusión.

Vivir en pareja ha sido uno de los mayores aprendizajes de mi vida adulta. Por eso hoy quiero compartirte 3 verdades que descubrí solo después de convivir:

1. La rutina puede matar el romance... si tú lo permites

Antes pensaba que el amor se mantenía solo. Que si dos personas se aman, el resto fluye. Pero no. Vivir juntos te quita la sorpresa diaria de “¿qué hiciste hoy?” y la reemplaza con “¿ya botaste la basura?”.

Un día me di cuenta de que ya no había misterio, ya no había expectativa. Y ahí entendí algo que cambió mi forma de ver el amor: el romance necesita esfuerzo consciente. No puedes amar igual todos los días, pero sí puedes intentar amar mejor cada día.

Como hablamos en uno de nuestros episodios, lo que mantiene viva la chispa no es la distancia, sino la creatividad. A veces eso significa salir de la rutina, sorprender, cuidar, reinventarte... no por obligación, sino porque te importa.

2. No discutas para ganar, discute para entender

Te lo juro: la primera vez que discutimos de verdad, creí que todo se había acabado. Me encerré en mi cabeza, en mi orgullo. Pero con el tiempo entendí que discutir no es pelear: discutir bien puede ser el acto más amoroso que existe.

Lo importante no es tener razón. Es poder mirar a la otra persona y decirle: "No estoy de acuerdo, pero te escucho. Y esto es lo que yo siento."

No vinimos a pensar igual. Vinimos a construir algo desde nuestras diferencias. Y eso solo se logra con una mezcla incómoda pero poderosa: empatía, humildad y comunicación honesta.

3. Amar no es anularte: necesitas tu propio espacio

Vivir en pareja me hizo darme cuenta de algo muy loco: el amor necesita distancia para respirar.

No se trata de desaparecer ni de crear muros, sino de recordar que eres una persona completa, con tus propias pasiones, rutinas y silencios. Y tu pareja también.

En mi caso, ese espacio es ilustrar, hacer fotos o ver una peli sin necesidad de compartirla. Y eso está bien. Porque si no tienes tiempo para ti, terminas siendo solo la mitad de algo… y eso no es justo para nadie.

Hoy creo que la convivencia no fortalece ni desgasta una relación por sí sola. Solo la expone. Lo bueno, lo incómodo, lo hermoso y lo que no sabías que tenías que trabajar.

Y eso, aunque duela a veces, es un regalo.

Porque el verdadero amor no es perfecto. Es valiente.

Y sobre todo, intenta.

Posts relacionados